Adaptarme a los gustos de las parejas es fundamental, por eso en las reuniones previas pregunto qué tipo de reportaje quieren, fotoperiodismo (robados), más moda y posados, etc. El fotógrafo está para ayudar y no meter más presión y nervios de los que suele haber. El reportaje suele empezar en las casas de los novios, sacando desde los detalles hasta momentos íntimos de familia. Nos desplazamos a la ceremonia donde se encuentran los momentos más críticos de una boda (entrada de novios, anillos, besos, etc.) Finalmente, desde el aperitivo hasta la fiesta cubrimos los momentos que haya planeados o surjan estando a disposición de la pareja e invitados en todo momento.
Siempre entrego los archivos con enlaces en tamaño grande y sin marcas de agua. No creo en las cantidades, pero sí en la calidad. Suelo entregar un mínimo de 500 fotos retocadas (en una boda normal), aunque las bodas completas oscilan entre 1500 y 3000 fotos retocadas. En cuanto al álbum, me gusta que la pareja decida los detalles y las fotos, por eso hago una base sobre la cual se pueden hacer los cambios que se necesiten.